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Este documento busca aportar recomendaciones de política pública para mejorar la oferta de servicios de tratamiento para el uso problemático de drogas en SLP, a partir de las características de las personas que demandan estos servicios y de la oferta de servicios existente en el esta-do. Se destaca el énfasis en la abstinencia y los servicios intramuros y se subraya la necesidad de ampliar la oferta de servicios, en particular, de aquellos de corte comunitario que permitan identificar a personas usuarias antes de que presenten uso problemático para que puedan adoptar prácticas de autocuidado de la salud bajo un enfoque de reducción de riesgos y daños. Se subraya también la necesidad de impulsar el mejoramiento de las condiciones de vida y de tratamiento que se ofrecen en centros de tratamiento residencial administrados por organizaciones de la sociedad civil.
En la parte cuantitativa se describen las características sociodemográficas y las trayectorias de consumo de personas que ingresaron a algún servicio de trata-miento residencial entre 1994 y 2016, y que se registraron en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA). Destaca de los hallazgos que, aunque las mujeres inician más tardíamente su trayectoria de consumo, ingresan de manera más temprana a tratamiento, en la mayoría de los casos siendo menores de edad, y de manera no voluntaria. En hombres y mujeres, el alcohol es la principal sustancia de inicio en las trayectorias de consumo y de búsqueda de atención. Al momento de ingresar a tratamiento, la mayoría de las personas ha utilizado hasta cinco sustancias psicoactivas, siendo las más comunes: alcohol, marihuana, inhalables, cocaína y psicotrópicos. Hasta 2016, menos de 4% de las personas que ingresaban a tratamiento lo hacían por uso de metanfetamina. El análisis generacional muestra que las personas nacidas a partir de 1980 tienen trayectorias más tempranas y aceleradas de uso de sustancias, donde incorporan mayor diversidad de sustancias en comparación con las personas nacidas antes de 1980. El análisis de calendario muestra que a los 15 años, la mitad de la población ha usado alguna sustancia psicoactiva y, a partir de los 17 años, se observa mayor diversidad en el tipo de sustancias incorporadas en las trayectorias de consumo. Estos hallazgos suponen la necesidad de ampliar la oferta de servicios para menores de edad y para mujeres, atendiendo a sus trayectorias particulares de uso de sustancias. Asimismo, se hace imperativo reforzar las campañas de prevención de uso problemático de alcohol y de prevención de uso de alcohol en menores, reconociendo que ésta es la sustancia con mayor demanda de atención en el estado.
Este cuaderno de trabajo del Programa de Política de Drogas se realizó durante el tiempo en que el programa formaba parte del CIDE como un programa interdisciplinario.
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