Mujeres y Coca en el Caquetá: trayectorias de vida y políticas públicas con enfoque de género en la implementación de los acuerdos de paz


Estefanía Ciro Rodríguez tiene una maestría en Historia por la Universidad de los Andes en Bogotá (Colombia) y un doctorado en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente trabaja como investigadora en el Centro de Pensamiento de la Amazonía colombiana AlaOrilladelRío. Sus principales líneas de investigación son la política global de drogas, la presencia del Estado en áreas de conflicto y las comunidades rurales en el siglo XXI.

Su tesis titulada “Trayectorias de vida de cultivadores y cultivadoras de coca en el Caquetá y construcción de la legitimidad de la actividad cocalera” es el resultado de un trabajo de investigación de campo. Explora las trayectorias de hombres y mujeres cocaleros, la violencia que han experimentado y cómo este cultivo forma parte de sus tradiciones.

Creado en 2009 por iniciativa del Gobierno de la República Dominicana, el Premio UNESCO-Juan Bosch recompensa cada dos años a jóvenes especialistas en ciencias sociales que contribuyen con su labor al fortalecimiento de los vínculos entre la investigación y las políticas públicas. Dotado con 10,000 dólares y un diploma, también tiene por objeto motivar a los jóvenes investigadores de la región y fomentar el intercambio intelectual y el diálogo en América Latina y el Caribe.


Problemática: La investigación presentada aborda la violencia que el Estado colombiano ha ejercido sobre poblaciones específicas en el país en el marco de la “lucha contra las drogas” que desborda la retórica antinarcóticos, en este caso, con los y las cultivadoras de coca.

Objetivo de la investigación: Revisar los diferentes instrumentos legales que respaldan “la lucha contra las drogas” particularmente en el Caquetá para comprender el efecto que ha tenido en la comunidad.

Diseño de la investigación: La investigación utiliza una metodología cuali- tativa basada en visitas, observaciones participantes y 55 entrevistas semi-estructuradas sobre las historias de vida de los pobladores de el Caquetá.

Hallazgos: La violencia que ejerce el estado colombiano se discute y se rechaza. Para estas poblaciones rurales, la violencia es ilegítima a pesar de que el mandato legal del funcionamiento del Estado le otorgue justificación.

Ésta es una forma en la que no sólo la violencia sino en general el ejército y el Estado se cuela en las historias de vida de los campesinos. La otra es a través de la política social.

Además de esta violencia directa sobre las familias campesinas, hay una menos evidente, pero no por eso menos eficaz: la estigmatización de los y las cultivadoras de coca. Históricamente, los cultivadores han sido considerados como criminales, desviados, narco-campesinos, auxiliadores de la guerrilla y delincuentes y han interpretado, percibido y se han apropiado de este discurso hegemónico considerando la planta como “maldita”, como “una condena” que deben pagar, dado el caos y la violencia que implica vivir de este negocio, que a la vez los “salva” del hambre.

La implementación de los programas de sustitución de coca se da en el contexto en el que la violencia de la erradicación no se ha acabado, porque el principio básico es la eliminación del cultivo. El gran temor es que a la hora de evaluar el cumplimiento o no de los compromisos, el estado funge tanto de “árbitro” como de “jugador”, es decir, puede señalar a los campesinos y campesinas de no cumplir y forzar la erradicación, pero a la vez puede ser el que incumple y no hay un mecanismo claro que lo obligue a hacerlo.

A eso hay que agregar que se han firmado dos pre-acuerdos en el Caquetá y las quejas de las organizaciones campesinas señalan gran desinformación por parte de las autoridades locales que confunden a los y las cultivadoras y las redes clientelares que impiden la representación de los cocaleros. El resultado ha sido la firma de dos pre acuerdos que no representan a todos los involucrados.

Actualmente, la política de estigmatización y persecución anti-insurgente que vivía el Caquetá se ha quedado detenida por la firma de los acuerdos y el proceso de reincorporación (lo que no exime la presencia de actores criminales que quieran empezar a copar estos espacios), por lo que la desactivación de la guerra anti-insurgente ha hecho aparecer nuevos retos, pues todavía persiste la amenaza del uso de la violencia estatal para la erradicación de los cultivos.

Originalidad: La investigación hace un trabajo de campo extenso: se rea- lizaron más de 50 entrevistas in situ y se recorrió el Caquetá para conocer a profundidad la situación social y económica de la zona. Esto hace que el texto recoja de primera mano relatos y sentimientos que, de otra manera, sería difícil verlos plasmados en otro documento sobre la materia.

Implicaciones de política pública: Se propone crear una estrategia para des- activar la violencia generada contra los campesinos. Una posible ruta a seguir, sería retomando el espíritu del Acuerdo de la Habana sobre una paz estable y duradera.


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