Resumen Ejecutivo (fragmento)
Un esfuerzo significativo para repensar las políticas internacionales sobre drogas está en marcha.
El fracaso de las NN.UU. para alcanzar su meta de "un mundo libre de drogas" y la continuación de enormes daños colaterales causados por políticas sobre drogas excesivamente militarizadas e impulsadas por la fiscalización, han llevado a crecientes llamados para acabar con la "guerra contra las drogas". Durante décadas, el sistema para el control de drogas centrado en las NN.UU. ha tratado de aplicar un conjunto uniforme de políticas de orientación prohibicionista, a menudo a expensas de otras políticas supuestamente más eficaces que incorporan marcos amplios de salud pública y manejo de mercados ilícitos.
Actualmente, el consenso que apuntalaba este sistema se está desmoronando y existe una nueva trayectoria hacia la aceptación del pluralismo en políticas globales, y respecto a que políticas diferentes funcionarán para países y regiones distintos. Queda, sin embargo, la pregunta: ¿cómo trabajan juntos los Estados para mejorar las políticas globales sobre drogas? Este informe resalta dos enfoques. Primero, reasignar drásticamente recursos de políticas contraproducentes y dañinas hacia políticas de salud pública de demostrada eficacia.
Segundo, aplicar políticas rigurosamente monitoreadas y de experimentación regulatoria. Los Estados parecen estar listos para impulsar una nueva variedad de respuestas a este tema, diseñadas para satisfacer sus diversas necesidades nacionales y regionales. Para que el multilateralismo siga siendo relevante, debe transformar su función de ejecutor global a facilitador global. En particular, las NN.UU. deben reconocer que su función consiste en prestar asistencia a los Estados para aplicar prácticas óptimas en políticas basadas en la ciencia y la evidencia, no trabajar en oposición a ellas. Si ello ocurre, puede surgir un nuevo y efectivo régimen internacional basado en la aceptación del pluralismo en políticas. Si no es así, es probable que los Estados den unilateralmente los pasos necesarios y que se pierdan las oportunidades de coordinación internacional que las NN.UU. permiten realizar.
Ha llegado el momento de desarrollar una estrategia internacional para el siglo XXI. Ésta tomará un tiempo en surgir. Sin embargo, la tarea más inmediata consiste en asegurar una base económica sólida para las políticas, y reasignar los recursos internacionales según corresponda. Este informe plantea un derrotero para acabar finalmente con las guerras contra las drogas.
John Collins, Editor
Descarga el archivo aquí